El yerno de Melania está mal. Por lo visto tiene un problema
en una pierna y piensan si hay que amputarla. Es diabético. Ha estado ingresado
en un hospital de aquí y parece que no pueden hacer más. Han decidido evacuarlo
a España. Lo harán la semana que viene. Entretanto ha regresado a casa, en
realidad a casa de su hermano. Allí, según me cuenta, gime de dolor.
Me cuenta que ayer estuvo visitándolo. Allí sus hermanos lo
pueden cuidar mejor. Su hija también aparece de vez en cuando, pero no puede hacerse cargo de la
situación. Tiene hijas que cuidar. Melania misma se ha llevado uno de los
nietos a su casa y ya tiene dos. El otro es aquél de su otra hija que
desapareció durante unos días y luego regresó. Un episodio oscuro del que no se
tienen más noticias.
El yerno lloraba de dolor.
Melania le dijo que si lloraba aún tendría más dolor. Decía que delante de las
enfermedades que nos sobrevienen lo que hay que hacer es orar y no llorar. Que
el llanto solo atraerá a los espíritus malos que aún se ensañarán más. En
cambio, con la oración el dolor podrá estar un rato, pero luego terminará
marchando. Decía también que es mejor estar en la cama, e incluso morir en la
cama de casa, antes que en una carretera por un accidente o en la calle por una
agresión. Que la cama es donde venimos al mundo y debería ser el lugar desde
donde, las enfermedades que no nos buscamos, nos lleven a la muerte, que es
nuestro final. Que nadie ha venido aquí para quedarse. Que es bueno que en la
casa haya luz y que el enfermo pueda ver los que están en la casa, sentado,
elevado mejor, para ver y ser visto. No es bueno que en la casa haya oscuridad
porque entonces el dolor aumenta y los espíritus actúan y no para bien. Dice
también que cuando uno reza y tiene una enfermedad que uno no se ha buscado, se
cura siempre. Que no es lo mismo con las enfermedades que uno se busca. En
estas no importa que reces. En las que te buscas todo va a terminar mal. Decía
también que era una pena que hubiera estado en el hospital tanto tiempo y para
nada. Con la de dinero que ha costado. Suerte, dice, que él y su familia
tienen, porqué sino no hubiera podido sobrevenir. Luego dice que será su
hermano quién lo acompañe a Madrid. Que allí tienen con quién quedarse. Que
tiene familia y que tienen dinero. Dice también que no canta mucho ahora porque
está pasando por esto. Pero si la oyera por dentro la oiría cantar. Que en su
corazón siempre canta a Dios y le da gracias por todo lo que pasa y le pide a
Dios que su yerno se cure. Porque si se cura no tendrá que cuidarse ella más de
su nieto. Que el nieto está hecho para estar con los padres y no con ella. Pero
que hay que aceptar lo que pasa.
Luego se va y al rato regresa.
Me dice que aún la miran por lo guapa que es. Que no tiene
dinero para ponerse cremas en los brazos o en las piernas. Que si tenía cuando
tenía el hombre francés, aquel de los trenes que ves a saber donde está ahora.
Que los hombres por la calle aún la miran. Que no se pone muchas cosas para
llamar mucho la atención, pero que se sabe mirada. Me muestras una cadenita de
oro para ponerse en el cuello pero que la guarda en la cartera. Que en el
cuello lleva esta de baratija para no llamar la atención. Que si su padre sí
que era un señor y no lo que ahora corre por el mundo. Que si el dinero es lo
más importante para todo el mundo. Que lo importante en guardar para sí, porque
cuando uno es mayor tiene que tener con qué.
Luego cierra la puerta y se va.
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