sábado, 25 de abril de 2015

Bostezo

Este mañana, empujado por las recomendaciones de unas personas que conocí en el Centro Cultural Español de Malabo, he ido a la presentación de un ejemplar de una revista y de un libro. El acto tuvo lugar en la librería Casa Tomada, que ya comenté que era la única del país y que toma su nombre del cuento de Julio Cortázar, cuyo retrato decora la fachada.

Se presentaba el número 10 de la revista Bostezo, que se edita en Valencia.  Se trata de una revista de arte y pensamiento de espléndida factura. El motivo de hacerlo en un lugar tan alejado de la casa madre es que dedica este número a las identidades híbridas y, sobre este tema, se fija en las narrativas ecuatoguineanas.

He de confesar mi ignorancia total sobre el tema pero a la vez mi interés por la palabra y mi curiosidad natural. Dado que durante un tiempo esta tierra será mi tierra, no puedo dejar de prestar atención a lo que ella tiene, contiene, habla, escribe, pinta, hace, esculpe, suena y todas las acciones que capten e interesen mis sentidos. Cómo no, la palabra, entendida como expresión del sentimiento y del pensamiento. es la forma más inmediata, a la que estoy más atento  y la que más me capta. A través de la palabra somos. La palabra, que empieza con un balbuceo solitario, termina siendo coral y es de todos, adquiriendo significado y sentido.

Pero resulta que hay más cosas en este número que me trasladan a personas, a cosas, a lugares, no solo evocadores, sino de vida propia activa y transformadora. Los presentadores del acto comentan las suyas y yo, silenciosamente, lo amplio y lo conecto con otras cosas.  Pienso que todos los que estamos en la librería estamos haciendo lo mismo y que si lo pusiéramos en común se desbordaría el capital de conocimientos, sensaciones, búsquedas y emociones.

Veo las fotos de la fiesta atlántica y pienso en Guifré. Leo la entrevista a Soledad Arnau y pienso en Francesc Granja. Sospecho que el artículo sobre el autenticidio hablara de todos nosotros, que nos comunicamos por las tecnologías. No sigo porque haría inacabable la entrada pero podría. No sigo tampoco porque quedo prendado por las ilustraciones y quiero seguir  con ellas.


Otro rato hablo del libro Tantas Mentiras, que también fue presentado y tan bien.

En las fotos, la librería e imágenes del acto, con Inés, Paco y Carlos. 





miércoles, 22 de abril de 2015

Libro

En el país solo hay una librería.  Cuando digo en el país es literal. Solo una para la isla y el continente. Entonces, llegar a ella es como llegar algún refugio. Es el refugio de las palabras y de los libros. También lo es para tomar un café y ver, oler, leer, sentir aquella atmósfera inefable a la que solo se puede acceder si estás en una librería. Hay una libertad diferente de la que se tiene en una biblioteca. En la biblioteca se mira para adentro y en la librería para afuera. Están los libros no sé si exhibidos o exhibiéndose. Deseando ser tocados, abiertos, hojeados, comprados, poseídos. Parece que huelen al comprador sagaz y que anhelaran pasar un rato en sus manos. Temerosos también de ser comprados para nada, el destino de muchos, para estar quizás en un mueble y observar desde el aburrimiento y la pasividad la vida de los otros. Eso sí tiene suerte de estar en algún lugar noble en los que pasa la vida. Debe ser, no sé si salvando las distancias, como comprarse un perro.  Los libros también hablan de otra manera, pero en el fondo están buscando el cariño del lector, que se pose en ellos su mirada, que lo acaricien sus manos, que puedan reposar a la cabecera del dueño y que pueda observar, desde la distancia tan corta de la mesita de noche, el dormir del lector cuyos sueños están quizás iluminados por lo que el libro le ha regalado. El libro, como herramienta del escritor o de quién así se diga, sirve para alterarnos o tranquilizarnos, para hacernos diferentes o saber más, para casi cualquier cosa por obra y arte de este hacedor de sueños  o portero de cualquier saber, incluso un torturador o un somnífero, un acumulador de palabras, un chapucero de pifostios de la leche, que de todo hay.

Pues bien, en esta librería única y, a la vez, única librería puede suceder que compres un libro que te haya llamado la atención y la librera te diga: “¿Quiere conocer al escritor?”, y tu, medio titubeante ante el ofrecimiento contestes, “ ¿Lo dice en serio?”, “Pues claro -  responde -  aquí siempre hablamos en serio y más si le estamos ofreciendo algo” “Pues.. si – respondo yo-  no estaría mal”.

Dices esto sin pensarlo mucho y no siendo demasiado consciente del compromiso que acabas de contraer, porque en unos  segundos la librera está llamando al autor y dice: “Hola Marcial, ¿estás por aquí?, es que hay un señor que quiere que le dediques el  libro”. Al escuchar esto yo todavía me perturbo más y pienso para mí mismo, no osaría decirlo en voz alta, “Pero si solo dije que sí a conocer al autor”. Y al rato viene, porque aquí casi todo es inmediato, al menos en algunas cosas, y aparece y te saluda como si nos conociéramos de toda la vida. Así es o al menos así quiere, porque no dejamos pasar un rato que ya te la está contando, no porque él quiera sino porque tú también le estás haciendo preguntas y el está entusiasmado contestando. O sea que el conocerse de toda la vida no es algo del pasado, es algo de aquel instante y quién sabe si del futuro.

Y luego me habla del libro, algo que ya he podido leer en la contraportada y en las pestañas, pero me da más detalles. Y como el tema es apasionante pues le pregunto más y más y ya me están entrando ganas de irme para leerlo. Pero no, me contengo y hablamos, incluso tomamos un café en aquella mesa desde la que, sentado en el taburete, no dejas de perder la perspectiva de la librería, entre otras cosas porque no es tan grande, y sigues hablando y hablando y se va a hacer de noche, aunque no importa. Cuando se habla de libros suele ser así.

Y ahora, coquetería de lector, voy a transcribir aquí la dedicatoria. Me dijo que, con las dedicatorias que había escrito, podría hacer un libro porque todas eran diferentes y las trabajaba mucho. Yo no sé. Pero aquí va la que escribió:

Para (mi) con aprecio, como decía en uno de mis poemas: “ … tus flechas de amor, mares y fronteras han de cruzar…”  Espero que la difusión y promoción de este libro recorra el mismo camino.


Y yo ni corto ni perezoso, pongo la foto del libro para el lector curioso.



viernes, 17 de abril de 2015

Huesos y espinas

Durante el embarazo guardarás un pedazo de cada hueso o de espina de cada carne o pescado que comas. Cada pedazo lo meterás en una botella hasta el final del embarazo. El día del parto la terminarás de rellenar con agua. Mientras tengas los dolores irás bebiendo sorbos de esta agua y disminuirán.

Puede ser que cuando tengas dolores de parto y estos sean muy grandes la comadrona te diga que algo está encallando la salida del niño o la niña. Te lo dirá porque ella sabe que has estado con un amigo que no es el padre de tu hijo y esto lo atora. Tendrá a su lado a tu cuñada para que digas el nombre. Solo cuando lo digas, cuando lo grites, saldrá el niño y empezará tu vergüenza.

Así siguen, una tras otra, las creencias, la perpetuación de los tabús, el mantenimiento del poder, las estructuras mentales de las formas tradicionales. Solo poco a poco se ensanchan las grietas y otra luz aparece. Pero falta.

Estoy en Bata, en una formación para formadores. En esta formación aprendo. Abandono los prejuicios. Callo, escucho y me expongo. 


Me gustan, de los hoteles, las toallas ásperas, la pastilla de jabón, la ducha sin plato, la lucha desigual con los mosquitos. 



martes, 14 de abril de 2015

Pau - Joan

Puede pasar y a veces pasa que, cuando estás lejos de casa, te llegue la noticia de la muerte de alguien que te es muy próximo, o que debiera serlo. Digo esto porque a veces las personas separadas o divorciadas tenemos la desdicha de que, al mismo tiempo que tenemos la fortuna de conocer personas y familias nuevas, se van desgajando de nuestras vidas personas o familias que estaban en el pasado enormemente y amorosamente vinculadas a nosotros.

Ocurre que esta lejanía o separación, por los motivos que sea, no sabemos, no queremos o no podemos, evitarla. Entonces la relación queda suspendida, languideciendo o perdiéndose por más que uno hubo disfrutado y participado de una vida verdaderamente compartida. Otras veces las ausentes presencias lo son de tal modo que cuando, por un azar, te reencuentras con ellas parece como si ayer nos hubiéramos visto.

Este sentimiento me llegó ayer cuando supe la noticia. No fue tanto con el primo de mis hijos, al que seguro no podría reconocer después de tantos años, cuanto con su padre al que rápidamente podría abrazar, reconociéndolo desde lo más profundo. Y no solo esto, sino que además imaginando como me estaría sintiendo yo si me hubiera pasado a mí. Instintivamente, como respondiendo a la llamada más atávica, fui y busqué a mis hijos para oírlos, intercambiar unas, seguro torpes, palabras pero sintiéndome desde la sangre unido a ellos y a través de ellos a la familia del primo. Aquel que empezó a vivir una vida nueva.


Y tras él, como a una estela unidos, la madre, las hermanas y toda la familia a las que no puedo dejar de evocar como si de una secuencia se tratara. Deben ser ya cosa de la edad y del poco pudor, pero permitidme también compartir estas cosas. Al mismo tiempo que recordar, y recordarme, el valor infinito del presente en el que todo puede ser dicho y, sobre todo, hecho con el más potente de los sentidos.






lunes, 13 de abril de 2015

Constelación

Nadie sabe aún con certeza como fueron las cosas. Por lo que he oído, imagino que debió ser más o menos como sigue. Aquella tarde su amiga le dijo que su novio, no el novio de la amiga sino su propio novio, la quería invitar a tomar un trago en el bar del Hotel Constelación, donde la amiga trabajaba. Extraño, pensó ella. Hoy es martes, sabe que mañana trabajo y, en los meses que hace que salimos, nunca hemos quedado entre semana. Solían quedar las tardes de los viernes y a partir de allí, cuando era posible, el fin de semana. Tampoco vivían tan lejos entre ellos para quedar en aquel hotel tan distante de sus casas. Extraño, pensó. ¿Por qué no me lo ha dicho directamente y me lo tiene que decir a través de mi amiga? Quizás no tiene saldo en el teléfono. Pero si me quiere invitar a tomar algo en aquel hotel, que no es tan barato, debe tener dinero para saldo y llamarme. Extraño, siguió pensando, ¿por qué estará proponiendo esto? Esta pregunta también se la hizo a su amiga. La amiga le contestó que quizás tenía algo que decirle, quizás quiera hacer algo más, ya sabes cómo es él. Ya, respondió ella, pero tú sabes que no me gusta follar fuera de casa. Si quiere hacerlo que espere el fin de semana y lo hacemos en mi casa, no allí ni en ningún otro sitio.

Unas horas más tarde recibió, esta vez sí, la llamada del novio para concretar la hora del encuentro. Se le notaba alegre y con ganas de encontrarse. Ella le dijo que era martes y este no es día, que esperaran al viernes. El insistió e insistió. Terminó presentándose. También fue su amiga y estuvieron un rato los tres tomando cerveza. La amiga tuvo que dejarlos pues empezaba su turno en el hotel. Siguieron hablando y, especialmente él, tomando. Él estaba locuaz, dicharachero, sonriente. Ella callaba y sonreía con alguna ocurrencia.

Suele ser frecuente observar la actitud callada de las mujeres. Como absortas en otros pensamientos o refugiadas en la nada, allí donde tiene asiento la ausencia y desde donde puede que sean más presentes que nunca. Lo ves en cualquier rincón. Mujeres que o hacen algo o se quedan inmóviles, con la mirada perdida, sin importar demasiado que hayan distractores cerca. Saben que lo que puede distraerlas está a su alrededor, pero no las alteran ni perturban, salvo que sea estrictamente necesario. A veces pueden parecer somnolientas o dormidas, pero estoy seguro que están inmóvilmente presentes. Como refugiadas en un silencio de siglos que conservan en su alma como se retiene el fuego.

No se necesita imaginar demasiado para entender que tras la cena, unas alitas de pollo y plátanos fritos, él empezaría a hostigarla. Las cervezas se acumulaban vertiginosamente tanto en la mesa como en su cuerpo. Empezó ya a proponerla quedarse en el hotel. Casi no había ninguna habitación ocupada y fácilmente podrían quedarse en cualquiera de ellas. Ya sabía él lo que pensaba de esto. No quería. Solo los fines de semana y en su casa. Para nada en un lugar como un hotel. Medio nerviosa se levantó de la mesa y fue a buscar a la amiga que estaba en la cocina. Salieron un momento y le explicó lo que pasaba. Ella la escuchó, trató de comprenderla a la vez que calmarla. Le dijo que ella se quedaría también a dormir en el hotel, en el cuarto de los empleados. Apenas había clientes y ella estaría pendiente. No entendía nada. Hablaba con la amiga para que la ayudara a salir y solo parecía ofrecerle protección para la noche, como dando por supuesto que se iba a quedar allí.

Hay cosas que pasan tras las puertas que nadie sabe. A menudo ni los que están tras las puertas. Se encerraron. Cayó una tormenta con relámpagos. Pasaron las horas. La lluvia cesó. No eran ni las cuatro cuando ella fue a hacer la necesidad menor en el baño que estaba en el patio del hotel. El rompió, se oyó, una botella y fue tras ella. Poco después, bajo la puerta, la mancha de sangre se extendió por el patio.


Así, poco más o menos me explicó Melania como murió su hermana de 20 años, hace apenas un año y medio. A él aún lo están buscando. O quizás ya no. 

sábado, 11 de abril de 2015

Taxi

Aquí los taxis son compartidos.

Salgo del ministerio que se ocupa de los visados para extender el mío ya que está a punto de vencerse. Tras algunas idas y venidas por fin lo obtengo. Es la tarde del viernes y voy de retiro. Llamo un taxi y tras no muchos uno me lleva al hotel. Subo, hay una pasajera en el asiento delantero. Saludo, ya digo m’bolo, hola. Me responden. El taxista continúa la conversación previa con la mujer.

Dice: Es que los hombres tenemos una forma de hablar y de pensar, digamos, azul. Vosotras las mujeres tenéis una forma de hablar y de pensar, digamos, rosa. También la forma de escuchar y de entender vuestra, es digamos también rosa. Es como la nuestra forma de escuchar y de entender que es también, digamos, azul. Es por esto que es tan difícil entendernos entre los hombres y las mujeres. Esto lo vengo observando desde hace mucho tiempo y en todos lugares. Cuando he visto y observado que esto sucede muchas veces, algunas veces el hombre o la mujer o los dos deciden seguir o deciden separarse. Si deciden separarse sin estar casados, buscan otro u otra y vuelve a suceder lo mismo. El nuevo hombre habla y piensa, digamos, también azul. La nueva mujer tiene también la forma de escuchar y de entender, digamos, también rosa. Normalmente es lo mismo y a veces es peor que antes. Se llega a pensar que de todos modos lo de antes tampoco estaba tan mal. Te voy a poner un ejemplo: Imagina una casa donde el hombre, cansado, está sentado en un sofá leyendo tranquilamente el periódico. Está en la misma habitación donde la mujer está planchando. La radio está encendida y el volumen un poco alto. De pronto el hombre dice a la mujer: ¿estás escuchando la radio? Y la mujer responde, no, estoy planchando, no estoy escuchando las noticias. La forma de ver azul del hombre buscaba decirle, sin decirlo claramente, que lo que quería era que bajara el volumen de la radio porque le fastidiaba en la lectura. La forma de escuchar y entiende rosa de la mujer era que él quería que ella escuchara las noticias cuando a ella no le interesaba nada lo que estaban diciendo por la radio. Ambos entonces empiezan a enojarse, por el tono y la actitud de la reacción. De pronto la mujer no sabe si debe subir la radio o tal vez escucharla atentamente pues sospecha que el esposo quiere que escuche lo que están diciendo. El hombre, que quería bajar o apagar el volumen, se enoja porque la mujer ha subido el volumen, cuando le ha dicho que no la escuchaba y que estaba concentrada planchando y pensando en sus cosas. ¿Ves? Este es un ejemplo del hablar y entender del azul del hombre y del rosa de la mujer. Esto nos pasa a los dos desde hace tiempo y por esto estamos como estamos. Pero me estoy dando cuenta que esto no nos lleva a ningún lado es más, nuestra relación esté en peligro.

Llegado a este momento ya confirmo del todo que la mujer no era una pasajera. Él sigue hablando como si lo que está diciendo no pudiera esperar, sin importar las condiciones en las que lo está haciendo. Por lo menos esto pienso yo.

Sigue el taxista: Me estoy dando cuenta que todo esto lo puedo decir ahora, desde que, pese a todo, estamos yendo a la iglesia. Allí los padres y los hermanos nos dan buenos consejos y puede hacer que nuestras malas vidas y actos pasados puedan pasar a ser buenos o no tan malos. No es fácil porque tú ya me conoces y también me has explicado tu vida. Sabemos uno del otro. Hay muchas cosas de las que no nos podemos sentir demasiado orgullosos. Ya llevamos dos años viviendo juntos por amor. Esto no es fácil entre un fang como yo y una bubi como tú. Pero yo te quiero mucho y me gustaría algún día casarme contigo. Yo no creo que pueda cambiar mi azul, así como creo que tú no vas cambiar tu rosa. Yo ya tengo experimentado que esto no es posible. Pero al menos, saber que lo que nos pasa es por esto, puede ser una ayuda para nosotros. Además tenemos los buenos consejos de la familia y de los padres y de los hermanos de la iglesia. Quién sabe si rompemos y encontramos otras parejas vayan a ser mejor de lo que somos nosotros ahora. El mes que viene ya sabes que me voy a trabajar a Camerún. Ya ves lo que da el taxi aquí. No da mucho, sobre todo si queremos tener niños y darles una educación buena y buenos consejos míos y buenos consejos tuyos. Si no tenemos dinero vamos a estar siempre muy fastidiados y es mejor que gane dinero allí y luego, al volver, nos casemos, porque yo te quiero mucho.

En todo el trayecto, la mujer no ha dicho una palabra.


Llego al lugar, pago, les deseo suerte y me bajo.




En las foto algunas calles de Maputo. 

Destaca la Casa Verde, antigua sede del Consulado de Portugal y construida por Ribas i Pradell




Este edificio, que fue la sede Cámara de Agrícola, es  hoy la Cámara de los Representantes del Pueblo.



La calle de la Independencia, que conduce a la plaza del mismo nombre, en la que se divisan las torres del Centro Cultural Ecuatoguineano. 


lunes, 6 de abril de 2015

Orff y Bach

Como muchas tardes termino la jornada en la Biblioteca Nacional. Aquí el ambiente es propicio para seguir trabajando lo que quedó pendiente, leer sobre el país o sobre cualquier cosa que aparezca, consultar mapas, escribir algo, escaparse del calor y entrar en una burbuja de tiempo que hagan más llevadera la tarde. La semana santa terminó. No pude sustraerme a la vida religiosa de Malabo que, en buena parte, se congregó y de qué manera en torno a las iglesias. Dicen que ya no es lo de antes y que la secularización de la vida lo invade todo, pero, para lo que estoy acostumbrado, me impactó. La religión dominante es la católica y tres iglesias congregan a la mayoría de los fieles. Son la Catedral, el Santuario Claretiano y la iglesia de Ela Ngema. También, como en muchos otros países, los evangélicos tienen un protagonismo creciente. Luego hay muchas otras iglesias cristianas de diversos nombres y que aparecen en cada esquina. Hay también presencia musulmana y también comunidades judías, ortodoxas y otras religiones ya muy minoritarias. De los días santos estacaré dos momentos. Uno, la vigilia pascual en el Santuario en el que un coro formidable, además de las canciones tradicionales y que con aquellas voces ponen los pelos de punta, se atrevió con Carl Orff y con Bach. Otro, el domingo y bajo una chaparrón intenso que cruzó la ciudad, una multitud de personas que recorrieron las calles manifestando, cantando y bailando, su alegría por la Pascua.

El domingo nos reunimos un grupo de expatriados y comimos un cordero asado. Fue un momento muy agradable y pude conocer la situación de varias personas a las que los azares de la vida les han llevado hasta aquí.  Compartir la palabra, la historia personal, el presente y las esperanzas nos ayuda a todos a seguir y, algunas veces, a vernos en el espejo.


Hoy Melania estuvo particularmente dramática. Me advirtió que no solo no hiciera caso a las mujeres, que sin duda iban a abordarme cualquier día de estos, sino que las rechazara de plano. Decía que si eran guapas aún sería peor, porque detrás de cada mujer bonita estaría un hombre despechado, ya que creerían que si se acercaran a mí lo sería por mi condición, y que ellos, con sus machetes grandes, me matarían sin piedad. Con estos buenos días empecé mi jornada sin que la camisa me llegara al cuerpo. 

Dos fotos en las que se intuyen algunas de las cosas que he contado.



viernes, 3 de abril de 2015

La que se avecina

Aquí los frangipanis no están en el cementerio como en Pemba o en las calles de Carolina. Aquí están en el jardín de Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, que es el edificio que tengo delante del hotel en el que por ahora duermo. Los frangipanis de aquí tienen un porte mayor y hasta las flores son mayores y más olorosas.

En el cementerio hay cualquier clase de árboles, cuervos que graznan en las copas y las lagartijas de aquí, con las colas y las cabezas anaranjadas, el cuerpo parduzco y esta franja gris azulada que une el tronco con la cola. Las tumbas recorren buena parte de los dos últimos siglos de historia y puede verse desde las tumbas de los antiguos colonos, españoles y portugueses principalmente, con lápidas de piedra, hasta las que tienen apellidos guineanos recubiertas con azulejos. Están también las de los chinos y otras nacionalidades. Entre las tumbas está la del misionero, etnólogo y geógrafo claretiano Joaquim Joanola, natural de la Garrotxa que falleció en 1912 tras 27 años viviendo en Guinea Ecuatorial. Según se escribe fue el primer europeo en explorar el área de Moka y que conoció al Jefe bubi, la etnia predominante en Bioko entonces, que se hacía llamar El Invisible y al que le hizo reconocer, ve tú a saber de qué manera, la soberanía española de la isla. Esto es lo que aparece en la lápida, pero hay una buena documentación en Internet sobre él para curiosos que quieran profundizar. Singular personaje al que habría que conceder el beneficio del contexto histórico del periodo que le tocó vivir. Imaginemos la situación de España perdiendo todo el imperio colonial y casi ninguneada por las grandes potencias. Imaginemos la actitud del misionero evangelizador de entonces. Imaginemos el ansia de conocer, saber y explicarse el mundo. El despropósito y el abuso del colonialismo siguen aún pesando con razón como una losa. No creo además que se pueda, ni se deba, juzgar sin una mirada compasiva, especialmente con los más débiles.

Seguramente tras cada lápida hay una historia más o menos reconocible. Desde las que tienen mayor resonancia hasta las más calladas, todas igualmente valiosas o no.

El cementerio está cerca del hospital de Malabo y en los límites del Distrito Urbano de Ela Ngema, antiguamente de San Fernando. Es uno de los más populosos y con personalidad propia de esta zona oriental de Malabo. Lo recorro después de haber pasado por la orilla del Rio Cónsul en su tramo previo a la desembocadura, donde se arraciman viviendas precarias y peligrosamente situadas en caso de crecida. Aquí viven, como siempre los más pobres, expuestos a los mayores riesgos. 

Pese a ser Viernes Santo hay una febril actividad: los sastres, los peluqueros, los vendedores de cualquier cosa, los reparadores de ordenadores, los de neumáticos, los consultorios de médicos chinos, las que lavan ropa y las que bañan a los niños.  Hace un calor sofocante y húmedo y el aire huele a quemado. Lo que más quisiera es beber alguna cosa. Es una lástima que el bar “La que se avecina” regentado premonitoriamente por Sofía Fatala esté cerrado.





Dos fotos del Cementerio de Malabo









Nuestro personaje el primero sentado a la derecha. Fuente: http://maiadosquers.blogspot.com/2012/05/joaquim-juanola-i-rovira-1853-1912.html 

jueves, 2 de abril de 2015

Nebraska

Las tardes que puedo voy a la Biblioteca Nacional. Está entre el Palacio y la Catedral. Zonas nobles de la ciudad pero a la vez rodeadas de viviendas que a ratos me recuerdan a las de La Habana. Donde todo se mezcla y da a la vida color y calor de trópico extremo y a la vez sereno. Destaca el tono tranquilo y en general discreto de las conversaciones, raramente estridentes y muy probablemente no porque sí. Me fijo en la calma del andar y en la armonía de los gestos. Soy sensible a las miradas que dicen más que un discurso y a los deseos contenidos de hablar a los que a veces sucumbo, cuando no soy yo el que decididamente inicia la conversación.

Las calles son muchas cosas, entre otras el escaparate de coches para vender. Hoy no ha dejado de sorprenderme uno de Nebraska, USA. Pensé por un lado en la aventura del coche, cual un moderno elefante de Saramago. ¿Cómo llegaría desde tan lejos a esta isla? ¿Qué azares? Por otro lado no pude dejar de pensar en Jaime y en Rosa. Y mi mente se trasladó a las conversaciones que tuvimos a principios de año. Nebraska me puede evocar muchas y transformarse ya en un lugar mítico al que nunca he llegado. ¿Por qué Omaha es también en nombre de una de las playas de Normandía, sería porque fue así nombrada en el desembarco y se quedó el nombre? Y la película del mismo nombre que aún no he visto. Interesante observar las asociaciones de ideas, de palabras, de visiones.

Como todo el mundo sabe, el domingo que viene es el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. Esto es, es el domingo de Pascua. Y la luna llena ya está aquí, unos días antes como heraldo de este domingo especial. Lo del equinoccio en el ecuador es algo que no tiene ninguna importancia, pero la luna… la luna si la tiene. Baste decir que los fang nunca utilizaron ningún calendario ni semanal, ni anual, todos los días eran iguales, pero los ciclos lunares si determinaban parte de sus vidas. Su magnificencia con los calores del aire al aparecer en el horizonte puede llegar a hacerla inolvidable. Verla más tarde en lo alto del cielo, escuchando los cantos de un grupo de mujeres en la plaza sobre el puerto, puso un broche de plata a la tarde evocadora. 

Mientras, en el hotel, un grupo de trabajadores españoles, al servicio de una empresa también española que construye la estación depuradora de agua residuales, hastiados e indefensos por no ser pagados desde hace un mes, buscaban pasaje para regresar la noche de mañana. 




miércoles, 1 de abril de 2015

Nota geográfica

El país está divido en una parte insular y otra continental. La parte insular tiene dos islas principales Bioko y Annobón.  La capital está en la Bioko y aquí es donde pasaré la mayoría del tiempo. Parecería geográficamente que Bioko perteneciera a Camerún pues está frente a su costa y bastante más lejos de la región continental del país. Sospecho que tal vez el día que se despeje la neblina, que en estos días siempre está e impide ver muy poco mar y tierra adentro, pueda observar en dirección al norte alguna costa. Annobón está tan separada hacia el sur que tiene otro país entre medio. Ojalá algún día pueda visitarla. Una distribución de este modo solo puede ser entendida por el reparto que Europa hizo de África entre los siglos XVI y XIX. Algún día me referiré a ellos. La parte continental es la más extensa y poblada, aún siendo muy pequeña, y está rodeada por Camerún y Gabón, además de por el Golfo de Guinea o de Biagra en la parte occidental.

La extensión es tal, gracias a las excelentes carreteras, que no creo que se tarde más de tres horas en llegar a la frontera oriental. Otra cosa era sería antes de las actuales carreteras. Imagino que serían días lo que se requeriría para atravesar el país. La red de carreteras cuenta también con buenos puentes para atravesar los caudalosos ríos que como un laberinto recorren el país en múltiples direcciones. Quizás no sean tantos pero cambian de dirección y tienen tantos afluentes en una superficie relativamente llana que parecen entrecruzarse constantemente. Por lo que he podido hasta ahora observar, la selva de la zona prelitorial es casi impenetrable. No solo es la espesura de los árboles y de los matorrales, es también la irregularidad del suelo. Esto da valor a la conquista del espacio y el establecimiento de poblados y de una estructura social compleja y conexa. Ahora, con las maquinarias todo parece coser y cantar, pero en tiempos pretéritos, cuando el machete y el recuerdo de los senderos eran los medios para avanzar en medio de una naturaleza cambiante y creciente, harían de cualquier viaje una epopeya. Tan diferente de ahora cuando las carreteras y sus inmensos arcenes, tan anchos como las calzadas, abren, sino hieren, la selva con la cinta gris del asfalto. Siempre en el fondo la lucha por el dominio de la naturaleza, aquí tan brutalmente vital. Y en la selva, la ceiba. Reina de los árboles y símbolo del país.


En las fotos pueden verse algunos detalles de lo escrito. Dos imágenes del puente cerca de Mbini, una de ellas con dos ceibas y el rio Wele, que cuando el país era colonia española se llamaba Benito.