Puede pasar y a veces
pasa que, cuando estás lejos de casa, te llegue la noticia de la muerte de alguien que te es muy
próximo, o que debiera serlo. Digo esto porque a veces las personas separadas o
divorciadas tenemos la desdicha de que, al mismo tiempo que tenemos la fortuna de
conocer personas y familias nuevas, se van desgajando de nuestras vidas
personas o familias que estaban en el pasado enormemente y amorosamente vinculadas a nosotros.
Ocurre que esta lejanía o separación, por los motivos que
sea, no sabemos, no queremos o no podemos, evitarla. Entonces la relación queda
suspendida, languideciendo o perdiéndose por más que uno hubo disfrutado y
participado de una vida verdaderamente compartida. Otras veces las ausentes
presencias lo son de tal modo que cuando, por un azar, te reencuentras con
ellas parece como si ayer nos hubiéramos visto.
Este sentimiento me llegó ayer cuando supe la noticia. No
fue tanto con el primo de mis hijos, al que seguro no podría reconocer después
de tantos años, cuanto con su padre al que rápidamente podría abrazar,
reconociéndolo desde lo más profundo. Y
no solo esto, sino que además imaginando como me estaría sintiendo yo si me
hubiera pasado a mí. Instintivamente, como respondiendo a la llamada más
atávica, fui y busqué a mis hijos para oírlos, intercambiar unas, seguro torpes,
palabras pero sintiéndome desde la sangre unido a ellos y a través de ellos a
la familia del primo. Aquel que empezó a vivir una vida nueva.
Y tras él, como a una estela unidos, la madre, las hermanas
y toda la familia a las que no puedo dejar de evocar como si de una secuencia
se tratara. Deben ser ya cosa de la edad y del poco pudor, pero permitidme
también compartir estas cosas. Al mismo tiempo que recordar, y recordarme, el
valor infinito del presente en el que todo puede ser dicho y, sobre todo, hecho con el más potente de los sentidos.
Tan lejos y tan cerca !!! Hay cosas cariño que la distancia no existe !!! Por ejemplo los sentimientos !!! Y hay vínculos que la distancia no disuelve jamás ... Acompaño tu dolor en este momento
ResponderEliminarUn abrazo, Jose Luis, los dolores siempre se calman, pero eso ya lo sabes.
ResponderEliminarNo sé por qué me dio por visitar bolgs de conocidos por el mundo y me encuentro con que estás en Guinea. Mucho ánimo por allá, espero que sea más motivante que Pemba o Montepuez.
Yo ahora estoy en Quito.
Estamos en contacto!
Sergio
Qué sorpresa Sergio. Realmente el mundo es un pañuelo. Me alegra mucho leerte y recuerdo los buenos pasados en Cabo Delgado. Si, espero que sea tan motivante, porque para mi lo fue, o más que el tiempo pasado en Mozambique. Suerte en el Ecuador. No dejamos de estar pisando casi la misma línea.
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