Como muchas tardes termino la jornada en la Biblioteca
Nacional. Aquí el ambiente es propicio para seguir trabajando lo que quedó
pendiente, leer sobre el país o sobre cualquier cosa que aparezca, consultar
mapas, escribir algo, escaparse del calor y entrar en una burbuja de tiempo que
hagan más llevadera la tarde. La semana santa terminó. No pude sustraerme a la
vida religiosa de Malabo que, en buena parte, se congregó y de qué manera en
torno a las iglesias. Dicen que ya no es lo de antes y que la secularización de
la vida lo invade todo, pero, para lo que estoy acostumbrado, me impactó. La
religión dominante es la católica y tres iglesias congregan a la mayoría de los
fieles. Son la Catedral, el Santuario Claretiano y la iglesia de Ela Ngema.
También, como en muchos otros países, los evangélicos tienen un protagonismo
creciente. Luego hay muchas otras iglesias cristianas de diversos nombres y que
aparecen en cada esquina. Hay también presencia musulmana y también comunidades
judías, ortodoxas y otras religiones ya muy minoritarias. De los días santos estacaré
dos momentos. Uno, la vigilia pascual en el Santuario en el que un coro
formidable, además de las canciones tradicionales y que con aquellas voces
ponen los pelos de punta, se atrevió con Carl Orff y con Bach. Otro, el domingo
y bajo una chaparrón intenso que cruzó la ciudad, una multitud de personas que
recorrieron las calles manifestando, cantando y bailando, su alegría por la
Pascua.
El domingo nos reunimos un grupo de expatriados y comimos un
cordero asado. Fue un momento muy agradable y pude conocer la situación de
varias personas a las que los azares de la vida les han llevado hasta aquí. Compartir la palabra, la historia personal, el
presente y las esperanzas nos ayuda a todos a seguir y, algunas veces, a vernos
en el espejo.
Hoy Melania estuvo particularmente dramática. Me advirtió
que no solo no hiciera caso a las mujeres, que sin duda iban a abordarme
cualquier día de estos, sino que las rechazara de plano. Decía que si eran guapas
aún sería peor, porque detrás de cada mujer bonita estaría un hombre
despechado, ya que creerían que si se acercaran a mí lo sería por mi condición,
y que ellos, con sus machetes grandes, me matarían sin piedad. Con estos buenos
días empecé mi jornada sin que la camisa me llegara al cuerpo.
Dos fotos en las que se intuyen algunas de las cosas que he contado.
Qué emoción ese coro!... El codero asado y la reunión suenan reconfortantes. Y el consejo de Melania...sin palabras, ja!...
ResponderEliminarSi Julia Elena. A menudo poder compartir, que es a la vez, en estas circunstancias, conocer y darse a conocer tiene el valor, perdona la redundancia, de reconocernos.Esto no es poco.También tuvo una dimensión de Pascua, de Pesaj, de tránsito y de nacimiento. Es lo mismo que cuando intercambiamos cosas por aquí, solo que en la presencia permite ser más expresivo y directo. No, no hablaré, por ahora de Melania...
ResponderEliminarJajajajajaja Melania te ha calado rápidito !!!!!
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