viernes, 15 de noviembre de 2013


Más calor

Estamos a 31º, pero la sensación térmica es de 37º. Estoy chorreando. La camisa está empapada pese a la camiseta. Acabo de salir para recargar el crédito del modem que es como mi cordón umbilical. La semana que viene estaré en los distritos del interior.  Allí el calor será mayor. Algún día de estos habrá de empezar a llover. Creo que hasta los mangos lo están deseando.  El otro día cayó una corta lluvia que llegó como una carga de caballería. Se oyó llegar desde lejos, cruzó tan rápido el barrio que apenas descargo y se fue por el mar.

Cada vez veo más hombres y mujeres armados patrullando. Algunos coches cruzan lentos la calle con la música ensordecedora de la campaña electoral. Llevan las banderas rojas del partido hegemónico. Ayer vi las blancas, en un barrio lejano, del partido opositor.

Al regresar me encuentro con Eugenia, una señora que trabaja en la oficina, que me pedirá si le doy boleia para llegar a su casa y ahorrarle la chapa, la lata de sardinas rodante que la acercará a la casa. Le digo que sí, que espere en el estacionamiento cuando sea el momento  de salir. Así quedamos. Cuando la llevo me suele contar cosas como la que me explicó el otro día sobre las ventajas del trabajo de ciertos hombres  que  cargan unos  expositores portátiles de mercancías variopintas y que gracias a los mismos, si se los colocan de determinada manera, pueden protegerse del sol. La miré con cara de circunstancias tratando de ver cuál era la ventaja: “Si, doctor, tienen sombra cuando la precisan. Así se procuran algo de fresco, piense que llevan trabajando desde la siete de la mañana. Pobres hombres”. En el camino leo rápido en un letrero algo así como que un médico tradicional tanzaniano, un curandero, ha puesto una consulta en un imbondeiro cerca de la mezquita.

Es verdad que el calor aturde y más si es viernes y se puede desconectar.  El ritmo es lento y por la tarde el sudor se enlentece también. Busco la brisa de la orilla y que afortunadamente llega a la casa. Leo, contesto correos; hablo y chateo.  Escribo un informe con las ideas que se resisten a desaparecer y esto. 



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