Las tormentas eléctricas de estos días aquí en Bata hacen
estragos en las comunicaciones. Internet funciona mal. Puedo recordar el rayo
que cayó cerca. Fue un ruido tan intenso como seco. A partir de entonces solo
en cortos periodos puedo recibir y enviar correos y mensajes. En uno de estos
el hermano de Silvia me comunica que súbitamente ha decidido irse, o
convertirse en asteroide como alguna vez me decía. No sé cómo, ni importa. O
por lo menos no me importa. Está claro que ya he llegado a la edad en que los
amigos desparecen a más velocidad de la que aparecen. Pero cuesta acostumbrarse
a que lo hagan los que son más jóvenes que uno.
Desfilan cosas por mi mente. Los recuerdos de alguien que,
desde mucho tiempo atrás, manteníamos conversaciones e intercambiábamos correos.
Profesora de música en una escuela de secundaria de BA, supe más de ella, en lo material, por
una tía que alguna vez me visitó en el Departamento de Salud y me trajo algunos
presentes. Hablábamos de las propuestas para las actuaciones de final de curso.
La última que le propuse fue Shenandoah. Me pareció que daría juego hacerlo a
dos voces, con un grupo de chicos y otro de chicas. Quién sabe si estaba en
ello. Otras veces hablábamos de su padre, de más de cien años a quién cuidaba
con devoción. Del accidente que tuvo en el ómnibus y de los problemas con las
infecciones de orina. Otras de Armenia y de los armenios en Argentina. Feliz
estaba, como me contaba, de que el Papa Francisco hubiera pronunciado la
palabra genocidio por primera vez ahora, que se cumple el centenario. Claro,
otros recuerdos se agolpan pero no puedo hacer larga la entrada.
Como se cuelan las noticias y que agradecido estoy que a
veces lleguen. Hay gente que dejará de enviar noticias en esta época de
comunicaciones tan personales y, a la vez, tan impersonales. Quizás nunca
sabremos porque ocurre. Si habrán muerto, si habrán querido dejar de hacerlo,
si tendrán nuevos intereses en la vida. Sospecho que por una grieta en el muro
del tiempo y del espacio detectaremos o nos enteremos de las causas de los
silencios. La red que está suspendida enviará alguna señal. Si fuéramos árboles
nos enteraríamos por las raíces o por algún olor.
Trabajar con hermanas, con monjas, tiene sus cosas. Estoy en
Bata para tener unas sesiones de trabajo con el grupo. Antes de empezar a
trabajar rezan y ofrecen el día. Estoy con ellas y participo. Pensaba en la
noticia que poco antes había conocido y miraba al cielo buscando un asteroide.
Estuvo rebién.
Preciosa la música !!!!
ResponderEliminarTener un amigo asteroide debe tener su cosa ...... Ya nos irás contando