sábado, 30 de mayo de 2015

Linterna

De pronto una linterna sale del lugar donde se emplaza el cementerio, esta parte del bosque no muy lejana de los poblados donde hay árboles que pueden servir de refugio a los cuerpos tras la muerte, y se desplaza para señalar a quién ha de morir. La luz de la linterna hace transparentes las casas y hace día de la noche. El que es iluminado por ella, sabe. También puede ser que se desprenda una rama del bosque y, a modo de amable lanza de presagios, anuncie la inminente muerte. Otra forma de recibir el aviso es la aparición de una columna de estrellas en el momento más inesperado o el especial canto de un pájaro.     


De algunas de estas formas explican que las gentes del pueblo fang reciben el anuncio de la muerte. No solo saben, como todos, que nacieron para morir sino que su muerte les será señalada de un modo concreto. Desde pequeños saben qué cosa o qué acontecimiento les indicará que es llegada la hora. El tránsito requiere una mínima preparación personal y una ritualidad social, tan cercana a una proto religión, a una trascendencia natural. Las despedidas, las indicaciones, los perdones, el reparto de los bienes, las postreras decisiones ocuparán los días o las horas que preceden al nuevo estado: convertirse en intercesores entre el mundo de los espíritus y de los ancestros y los que están en la tierra para guiarlos en lo que puedan. Así, desde que la madre revela la forma del anuncio, el fang estará siempre atento a como habla el más allá, observando la naturaleza y los símbolos premonitorios. 



En la foto, que tiene poco que ver con el texto, pasillos del hospital de Luba, en Bioko.


3 comentarios:

  1. Muy interesante .un abrazo

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  2. Es una bonita forma, de traspasar... Donde todos debemos traspasar

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  3. Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia... es una película de Roy Andersson que comienza con tres encuentros con la muerte: la de un hombre que fallece mientras su mujer prepara la cena, la de una mujer a punto de morir que se agarra desesperadamente a un bolso lleno de joyas mientras sus hijos intentan arrebatárselo y la de un cliente de una cafetería que fallece después de haber pagado la consumición.


    Linterna, me lleva directamente a pensar en esta película en la que se suceden tres encuentros con la muerte. No son muertes anunciadas, no están señaladas de un modo concreto, tampoco existe una mínima preparación personal ni despedida social, nada que ver con el pueblo fang. Parece por lo que cuentas Josep Lluís, que el pueblo fang tiene tejidas unas redes de comunicación con los vivos y con los presagios que son de una autenticidad aplastante.

    En el otro lado, en el otro mundo, viven o malviven esos personajes tan distintos, tan dispares, a los que haces referencia en tu entrada, que preocupados por llenar su existencia vacía de magia, recurren a la melancolía, a la meditación existencial, donde lo absurdo encuentra "su sitio" y el humor es helado como la muerte. He visto en la película como el autor compone así un retrato de los males de nuestra sociedad y los personajes se centran simplemente en estar, en existir, como fórmula de recuperarse a sí mismos de ellos mismos.

    El estudio del alma y el sinsentido cómico forman una extraña pareja en la película de este autor al que algunos le denominan "el Bergman del slapstick". Mientras veía la película, pensaba en la dificultad de redimirse ante la crueldad fehaciente del micromundo en el que viven atrapados los personajes, casi semejante a la de este otro lado del mundo, si no fuera por la pureza en su esencia del segundo.

    Quise entrever que el tono que el autor busca solo puede entenderse desde el plano largo, desde el efecto distanciamiento. No quiere que el espectador sienta demasiada compasión ni melancolía como sucede en los planos cortos, que son en definitiva más tramposos. El espacio que rodea a un ser humano dice más sobre él que su rostro... La distancia es muchas veces la mejor forma de ver las cosas...

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