jueves, 16 de enero de 2014

Desolación

Las lluvias en los agujeros de las carreteras crean charcos. A veces algo más que esto. Dan para que una persona pequeña pueda entrar en ellos como quién entra en una bañera. Algo de esto debió suceder esta mañana, cuando una mujer joven, casi una niña, se sumergió en uno de ellos. Para ser más preciso, allí la vi cuando yendo en coche giré a la derecha en un lugar que le digo la bola del mundo, porque allí hay una en la pequeña glorieta que está en la mediana con la figura de una pequeña esfera geográfica a modo de monumento, para incorporarme a la carretera principal. El susto que tuve fue mayúsculo. Más que susto, horror. Como giro a la derecha y voy con la ventanilla bajada veo a la chica. Nos cruzamos las miradas y veo la visión de desolación más grande que hasta ahora he visto. Pero no me puedo detener a sentir esta mirada porque el riesgo es grande. Está en el agujero, medio sumergida, y por el retrovisor veo que se acerca un camión por la carretera a la que me acabo de incorporar.  Me acerco a la cuneta, al paseo, para dejar el coche e ir hacia ya. Me digo: demasiado tarde. Pero una mujer, que también ha visto la escena, ha saltado rauda a la carretera y la arrebata del agujero antes de que el camión, que estaba frenando y consigue detenerse milagrosamente poco antes del cruce. La mujer se la lleva. La mujer es un ángel.

Pienso en cosas que nunca sabré mientras retomo el viaje profundamente afectado. Trato de explicarme lo que pasó y la mirada que me da todos los pretextos, seguro erróneamente, lo que habría pasado. Casi descarto la inconsciencia de hacer semejante baño en parecido sitio. La mirada que recibí me hace pensar en el desespero, un intento de acabar con todo. O tal vez, cruzando la calle tropezó y cayó allí y lo que me imagino estar allí, es la posición de caída en el gran charco con el rictus de dolor y por esto he visto aquella cara.


Veo tantas cosas en las calles. Veo los tullidos, los mutilados, los deformes, los impedidos, los locos. Los veo y nos cruzamos las miradas pero la mirada de hoy la guardaré durante tiempo, ojalá que toda la vida.


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