Infancia
La caída tan
importante de la asistencia a las aulas cuando se pasa de la educación primaria
a la secundaria (de un 70% a menos de un 15%) solo puede ser explicada por la
pobreza. La pobreza explica, entre otras cosas, la violencia doméstica y la
explotación infantil.
Debe ser así en
muchos otros lugares, pero en Mozambique y en la provincia en la que trabajo,
la ley que prohíbe trabajar a los menores de 15 años es abiertamente
incumplida. Los empleadores y las familias
(o el propio autoempleo en la creencia que puede ser una opción personal),
aprovechan la debilidad de los niños y también su inocencia para que a cambio
de casi nada trabajen en actividades que no les van a rendir. Ni siquiera
cubrirá sus necesidades vitales mínimas ni les sacará de la la malnutrición.
Tal vez un pequeño almuerzo sea lo que vaya a recibir o cobijo. Saliendo del
trabajo tendrán que procurarse algún dinero vendiendo cosas que encuentren,
pidiendo limosna o guardando o lavando coches.
Las formas que
adopta esta explotación infantil es el acarreo de agua y otras cosas, el
trabajo agrícola en las machambas, pastoreando, el trabajo doméstico como
empleados en casas en las que viven permanentemente, la prostitución, los
casamientos forzados de las niñas y hasta la extracción de órganos para la
venta. Esta última una explotación que
les puede costar la vida o, simplemente, les cuesta. Me
han contado historias espeluznantes sobre el tema.
Hay esfuerzos del
gobierno, pero sobre todo de ong y organizaciones religiosas o filantrópicas
para proteger a la infancia. Hasta una línea telefónica de atención a la
infancia.
Hoy no diré nada
del abuso o del tráfico de menores. Otro día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario