sábado, 11 de enero de 2014

Otro sábado

Es sábado por la mañana. Haces esto, sábado. Esto es: repasas y rompes papeles, pones las cosas en orden,  revisas correos...  A veces te detienes en una nota que escribiste y piensas porqué y cuándo escribiste aquello. Bebes agua y no dejas de sudar. Oyes la BBC3. Ordenas los libros.  Ves uno y lo ojeas. Quizás algo más, lees un párrafo o dos. Pero luego te dices: mejor termino lo que estoy haciendo y luego vuelvo. Tiendes la cama. Ves las ventanas y miras por ellas. La que más miras es la que da al mar y te detienes un buen rato a mirarlo. El pensamiento se para y está bien. Es como un descanso interior. Miras la ventana de la parte de atrás y ves como Alima ha empezado a cavar un huerto al fondo del patio. Te das cuenta que tienes que ir a comprar cosas de comer. Apenas tienes nada y desde el regreso no has tenido tiempo de ir a comprar. Te cortas las uñas. Te levantas de la silla y bebes más agua. Comes también dos guayabas que cayeron del árbol y que recogiste del suelo cuando fuiste a buscar el teléfono que habías olvidado en el coche. También lees los diarios por internet y miras que dice el twitter. Reenvías algo que te pareció interesante sobre Portugal. La vida de los sábados por la mañana es un rompimiento con las rutinas diarias. Es un día para la casa y el espacio próximo. Si hace días que no estás en casa, aún lo es más. Adviertes alguna cosa de la que aún no te habías dado cuenta. El sábado tiene mucho de silencio. Es como si te pasearas por la burbuja externa más cercana en la que habitas. No es extraño que te mires en el espejo y te observes. Ves como envejeces. Miras la mirada y ves la mirada que te mira. El espejo es un gran y a veces terrible invento. Raramente llaman a la puerta los sábados por la mañana, pero hoy lo han hecho dos veces. Ves los libros que te has traído y alguno más que te han regalado por internet. Todos te interesan y has de decidir cual leerás primero. El de Auster es el que te parece que primero vas a atender. Aunque el de la economía del estado estacionario también te llama la atención. Este último te va a requerir más esfuerzo mental y lo sabes. En fin, en la tarde decidirás esto. Ahora escribes estas notas. Siempre, o casi, tienen un efecto benéfico. Mientras también bebes un poco más de agua. A quién tienes ganas de ver ahora es a tu nieto, pero tienes que terminar unas pocas cosas antes de intentarlo. Sabes que las probabilidades de encontrarlo a estas horas son muy bajas. Aun así lo intentarás. 



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