Ciclogénesis
Estos días he
estado trabajando bastante en la preparación de información y análisis para el
consejo coordinador de salud de Cabo Delgado. Va a tener lugar desde mañana y hasta
el miércoles. No voy a comentar demasiadas cosas en el blog que tengan relación
muy directa con mi trabajo aquí, pero hoy no me resisto a comentar algunas
asociaciones, por ahora libres, pero que quizás acaben de tener más sentido en
el futuro. Necesito más tiempo, más información y atar cabos. Pero por ahora
las lanzo.
Una es el peso
terrible que tiene la infección por el VIH/SIDA aquí, en la globalidad del país
también, pero aquí las cifras me conmueven y asustan en igual manera. Viéndolas,
con todas sus dimensiones y contextos, uno tiene la impresión que mientras en Europa
el sida se está banalizando casi por su condición de enfermedad crónica, aquí tiene
las magnitudes y una evolución de una plaga que diezma.
Dos. La
insuficiente respuesta global al problema. Ni en el ámbito local, ni las
políticas de promoción y prevención, ni la ayuda externa, ni las políticas del
gobierno (el nacional o el provincial), ni las pautas terapéuticas, ni la
sensibilización social están a la atura del reto que tienen, tenemos, entre
manos. Diríase que están o en un estado de estupor ante la magnitud de la
epidemia, o bien han decidido tomárselo con calma ante la ineficacia de las
acciones.
Y tres. Los ritos
de iniciación. Algún día hablaré más extensamente de ellos en el blog. Por ahora
me quedo con la idea que, teniendo como tienen aún tanta importancia en la
sociedad de Cabo Delgado, la vertiente sexual de los mismos no hace sino
favorecer la promiscuidad entre la sociedad que es una autopista para la
circulación del virus. Se me dirá que es la tradición, la cultura, la presión
social, los valores de la población… si, lo sé.
Pero no puedo
dejar de pensar en todo esto como los ingredientes elementales para la génesis
de la tormenta perfecta: un virus extensamente diseminado, unas medidas que a
duras penas deben alcanzar a la mitad de los afectados conocidos, porque estoy
seguro que la parte oculta del problema no debe ser pequeña, y unas prácticas
culturales en la que la capacidad de resistencia y de decir que no puede
convertir al que lo hace casi en un héroe o quedar estigmatizado durante mucho
tiempo. Pero de esto ya hablaré más ampliamente otros días.
Pues si, terrible...
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