Tres meses
Tres meses
después de llegar puede ser un buen momento para hacer un inicial balance.
Puedo decir que globalmente me siento razonablemente bien, por dentro y por
fuera. Aquí, en Cabo Delgado ya que no me atrevo a generalizar para el conjunto
de Mozambique, habría de responder, algo mejor que normal.
Es curioso como
son las formas de respuesta a la pregunta “¿Cómo estás? Como você está?“. Aquí
tienen tres posibles respuestas: bien, mal y normal. Más o menos todo el mundo
puede entender el bien y el mal. A mí me sorprendió la primera vez que escuché
el “normal”. De la forma directa con la que aquí se responde a casi todo, me
dijeron que “normal” era un equilibrio razonable entre las cosas que van bien y
que van mal, sin que uno pueda decantarse de forma clara a uno u otro estado y
dando por supuesto que el estar bien y mal cohabitan en nosotros de forma
permanente. Pensé para mis adentros que entonces uno no podía estar nunca ni completamente
bien ni completamente mal pero convenimos en responder con una palabra u otra
por convencimiento o para salir del paso.
Empecemos por lo
de fuera, sabiendo lo difícil que es poner esta frontera.
Lo de afuera es
el paisaje, el entorno físico, la casa, el mar, el campo, las calles, el lugar
de trabajo, los lugares de la compra, el barrio, el coche, los restaurantes y
otros. En definitiva, los espacios que a veces me contienen, lo que visito, los
que habito, lo que lleno y que también no pocas veces me llenan. Me gustan,
estoy bien, puedo establecer una conexión con ellos y con las personas que allí
están. Como otras veces dije, me siento como en casa. Me nutro de lo diferente
como algo que me va completando. Como un entorno que agrego. Como un regalo que
la vida me da. Siento lo distinto como algo que muy pronto va a dejar de serlo
para ser en él y que pase a ser propio. Y este tránsito es bello. Es
incorporarlo, en el completo sentido de la palabra.
Sigamos por la de
dentro. Lo de adentro es lo que siento, lo que pienso, lo que hago, lo que soy
cuando estoy aquí. Realmente no puedo decir algo demasiado diferente de lo que
dije antes. Solo que es algo más difícil de explicar. Pero si sé sentirlo. En
parte lo comunico con lo que escribo, en cómo trabajo, en cómo me relaciono con
los otros, en cómo me cuido yo mismo, en cómo me relaciono con lo de afuera. Luego
hay una parte insondable. Y además hay una parte oculta y otra desconocida para
mí. Es como una ventana Johari. Interesante e imposible a veces ser como el estudioso
de uno mismo. Buena parte de esto trato de mostrarlo a través de estas páginas interiores,
medio escondidas, utilizando los recursos que me da este ensayo de escribir.
Luego hay cosas
más íntimas que no voy explicar aquí. Es interesante saber que desde aquí no se
puede, o al menos no puedo, explicarlo todo. Han pasado también cosas sobre todo
con la gente que me importa. Cada una sabe de qué se trata. Pero con este párrafo
quiero hacer algo más que un guiño a cada uno o una, porque sabe a qué me
refiero. A veces, en vez de un guiño, es una mueca, o un beso, o un silencio, o
un abrazo. Una cierta timidez o pudor me impide al menos por ahora explicarlo
todo, ni siquiera disfrazado de cuento.
La ventana de Johari...uhumm. Ho he tingut que buscar a la wikipedia. Em xifla la wikipedia!. Yo creo que nunca hay que explicarlo todo, antes pensaba que si. Pagines Interiors es un placer para disfrutar contigo del Area libre, para la oculta y la ciega: que cada uno siga las pistas; y para la desconocida, que la bomben
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