Pensando en Pau Casals
Las noticias que
me llegan desde Catalunya sobre el futuro de la salud pública no dejan de
entristecerme. No es porque sienta que están tirando por tierra un trabajo que
tuve el privilegio de compartir durante ocho años, porque sé que la vida está
hecha de cosas como estas, sino porque están destruyendo la honradez con la que
se orientó, se desarrolló y se logró una ley, una organización y una forma de
hacer que hubieran puesto las bases para poner la salud pública a la altura de
los tiempos, tratando también de que cada uno de los profesionales pudieran dar
lo mejor de sí mismos, al servicio mayor de la mejora de la salud de la
población.
Pero no. La
historia de nuestra casa está hecha de cainismo, de mezquindad, de sinsentidos,
de arbitrariedades, de sinrazones.
No importa que
esta reforma hubiera sido aprobada por una ley aprobada por unanimidad en el
Parlamento de Catalunya, la única en aquel periodo convulso que logró la
adhesión total. No importa que las actividades sean las más costo-efectivas del
sistema de salud: menos del 1% del presupuesto público de salud, con lo que la
razón de la austeridad está de más. Algo que comparada internacionalmente no
dejaría de sonrojarnos por lo escaso en el contexto de los países del “primer
mundo” al que decimos pertenecer. No importa que tuviera un consejo de
administración en el que estaban representados todos los sectores que influyen
de forma tan importante en el estado de salud y que estuvieran las
administraciones más directamente implicadas, especialmente los ayuntamientos.
No importa que hubiera habido una inversión en el cambio organizativo y
cultural entre los profesionales que fue ejemplo de gestión del cambio, incluso
en las escuelas de negocios. No importa
que hubiera defendido las estrategias de salud en todas las políticas y del
apoyo al desarrollo de la atención primaria de salud para que mejoraran su
responsabilidad sobre los aspectos no asistenciales, pero que tanta importancia
tienen, para proteger y promover la salud. No importa nada de todo esto.
Sin debate, sin argumentos,
con cobardía (van a mantener, según me cuentan, la marca de agencia a algo que no lo es), tiran por la ventana todo esto. Así se escribe la historia, mientras dicen que
quieren construir un país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario