martes, 22 de octubre de 2013

Pensando en Pau Casals

Las noticias que me llegan desde Catalunya sobre el futuro de la salud pública no dejan de entristecerme. No es porque sienta que están tirando por tierra un trabajo que tuve el privilegio de compartir durante ocho años, porque sé que la vida está hecha de cosas como estas, sino porque están destruyendo la honradez con la que se orientó, se desarrolló y se logró una ley, una organización y una forma de hacer que hubieran puesto las bases para poner la salud pública a la altura de los tiempos, tratando también de que cada uno de los profesionales pudieran dar lo mejor de sí mismos, al servicio mayor de la mejora de la salud de la población.
Pero no. La historia de nuestra casa está hecha de cainismo, de mezquindad, de sinsentidos, de arbitrariedades, de sinrazones.

No importa que esta reforma hubiera sido aprobada por una ley aprobada por unanimidad en el Parlamento de Catalunya, la única en aquel periodo convulso que logró la adhesión total. No importa que las actividades sean las más costo-efectivas del sistema de salud: menos del 1% del presupuesto público de salud, con lo que la razón de la austeridad está de más. Algo que comparada internacionalmente no dejaría de sonrojarnos por lo escaso en el contexto de los países del “primer mundo” al que decimos pertenecer. No importa que tuviera un consejo de administración en el que estaban representados todos los sectores que influyen de forma tan importante en el estado de salud y que estuvieran las administraciones más directamente implicadas, especialmente los ayuntamientos. No importa que hubiera habido una inversión en el cambio organizativo y cultural entre los profesionales que fue ejemplo de gestión del cambio, incluso en las escuelas de negocios. No importa que hubiera defendido las estrategias de salud en todas las políticas y del apoyo al desarrollo de la atención primaria de salud para que mejoraran su responsabilidad sobre los aspectos no asistenciales, pero que tanta importancia tienen, para proteger y promover la salud. No importa nada de todo esto.


Sin debate, sin argumentos, con cobardía (van a mantener, según me cuentan, la marca de agencia a algo que no lo es), tiran por la ventana todo esto.  Así se escribe la historia, mientras dicen que quieren construir un país.







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