Zerwal
Zerwal salió a
los 14 años hacia Lisboa. Allí llegó a casa de un repatriado portugués que lo
acogió en su casa pensando en las posibilidades del muchacho. Pemba, en los principio de los años 70 del siglo
pasado, no tenía demasiado que ofrecer a una joven alma inquieta que parecía
querer más de la vida que el horizonte de aquel pedazo de país parecía
ofrecerle. En Lisboa creció y se formó. Y él añadiría que respiró y vivió.
Musulmán cómo era osó y pudo viajar por Israel a principios de los 80. Una
familia, amiga de sus protectores que residía en un kiboutz cercano a Haifa, le
ofreció espacio no solo para vivir y trabajar protegido, sino para mostrarle
un país, más que en construcción, en ebullición. Aquellos meses fueron de aprendizaje,
en el más amplio sentido de la palabra: Fueron también la antesala temporal que lo
conduciría a Marieme. Marieme fue la
mujer que sus familias habían acordado que sería la suya para toda la vida. Y
no se equivocaron. Ella es aún su
compañera fiel. La boda y algunas semanas en Mozambique no lo distrajo que su
futuro estaba en Portugal. Allí fueron. A la nueva casa, a veinte minutos en
coche del Estadio da Luz, la casa del Benfica, el club de sus amores. En Lisboa
creció la pareja y crecieron los hijos de la pareja, varón y mujer, que
crecieron hasta la edad en la que repitieron, con otras condiciones y en otro contexto la historia del padre. A los 14
años de los chicos, partieron rumbo a Inglaterra, a continuar los estudios. El matrimonio
consiguió trabajo en una de las cadenas más importantes de procesado de pollos
siguiendo las normas Hallal en Norwich, en el condado de Norfolk. Allí sus hijos crecieron y se educaron en los
excelentes colegios y en la universidad
de East Anglia. Después de del hallazgo de gas en Cabo Delgado decidieron
venir para que sus hijos tuvieran oportunidades de trabajar en las empresas de la industria extractiva. Hoy están con un
pie en Mozambique y otro en los Estados Unidos. La esposa de Zerwal ha abierto
un Take Away, limpio, sabroso, sencillo y rápido cerca del campo de deportes.En
el sirven ricos kebabs, shawarma y perritos calientes con patatas fritas. A
medida que pasan los meses se dan más cuenta que extrañan Europa y que tienen
ganas de regresar.
Y mientras me
lamento por todo esto, ardo en ganas de escribir y saber más de ellos y sé que
no podré hacerlo, que la tarea sería inmensa. Que requeriría mucha más vida que
la que tengo y más talento y muchas cosas más.
Roda el món i torna al Born. Inmigracio d'anada i tornada
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