Amanecer
Está a punto de
amanecer. En realidad no sé cuál es este punto. Hace rato que los pródromos del
amanecer han dado señales de vida: los gallos, el muecín, algún ladrido de
perro que ha pasado mala noche, el oleaje del mar que en el silencio de la
noche adquiere no más fuerza sino más presencia, la necesidad, que no el deseo,
imperiosa de ir al baño, el barrer del quintal por los vigilantes, los
corredores trotando por la carretera. Estos son momentos aún de aparente negra
noche. Si recorres con la vista el horizonte ves que no es así. Si miras al
este empiezas a ver como empieza a
clarear. Al principio es muy tenue, pero luego el azul grisáceo va volviéndose
violeta y la claridad se extiende por encima. A veces el horizonte es una línea
perfecta que separa nítidamente el aire del agua. Otras veces las nubes se
extienden sobre el horizonte muy lejos y
forman un colchón entre el agua y el mar, pero dejando de nuevo la línea nítida
y un pedazo de cielo. A veces las nubes son las que asientan directamente sobre
la línea que delimita el mar. El mar a veces esta plano como un espejo, otras veces está ondulado, casi siempre con alguna
embarcación. Desde cayucos con flotadores hasta
cargueros que entran en la bahía. El mar con aquel brillo plateado que
lo hace valioso. El mismo mar de cada día que retiene la atención como si fuera
un fuego. Es justamente a este fuego,
casi siempre sorprendente, que dispara a la retina, normalmente rojo vivo, el
punto al que llamo amanecer. A lo otro
le llamo aurora o a veces alba. Es un privilegio poder ver esto casi cada día.
Lo es tanto como poder ver otras tantas cosas de forma cotidiana y que por
ahora no se desvanecen.
Pero pensaba en
el mar no tanto para describirlo sino como la puerta de los sueños, como la
entrada al mundo, como el impulso vital. Es pensando en él que lanzo estas
líneas, como mensajes en una botella que buscan su destino. Un destino que no
conoceré.
Agrego algo. Hoy
se ha celebrado la inauguración del nuevo edificio en el que trabajo. Ha sido
un acto sencillo. La directora lo ha presidido. Nos hemos reunido en el
vestíbulo todos los que allí trabajamos. En una parte del círculo que
formábamos ella ha ido configurando una especie de presidencia. Estaba ella y
el médico jefe. Luego ha pedido que la acompañaran el más viejo y la más joven.
También la recién llegada: una doctora que se encargará de la salud pública. Ha
pronunciado unas palabras destacando el tiempo que concedemos al trabajo y el
valor de la casa que lo alberga. Luego
ha habido una celebración, digámoslo así, religiosa del acto. Un cristiano ha
invitado a rezar el padre nuestro. Luego un musulmán ha animado a celebrar una plegaria.
Al final el responsable de la parte de la medicina tradicional ha realizado un
ritual con conjuros y gestos como de brujería. En definitiva una celebración ecuménica
participada por todos independientemente de las creencias de cada uno. Respetuosa.
Al final la directora ha invitado a
hablar si alguien tenía deseos de decir algo. El acto ha terminado con unos refrescos,
salgados y un pastel que en nada tendría que envidiar a las bodas o cumpleaños
más sonados, solo que de un solo piso.
JL!! a la busqueda del "rayo verde"!!..., creo que puede verse en la puesta del sol pero tambien en la salida. Es rarisimo y dura solo 2 segunditos de nada...a ver si lo pillas
ResponderEliminar"...un verde que ningún artista podría jamás obtener en su paleta, un verde del cual ni los variados tintes de la vegetación ni los tonos del más limpio mar podrían nunca producir un igual! Si hay un verde en el Paraíso, no puede ser salvo de este tono, que muy seguramente es el verdadero verde de la Esperanza!" El rayo verde, Jules Verne.
ResponderEliminarSi, Si!! Jules Verne, fantàstic. També ho recordo com el titol d'una pelicula preciosament romantica d'un francés progre del que no recordo el nom (pero que feia series de pelis de 3 en 3)
ResponderEliminarAtrapa'l !!, no dubtis de que existeix
Yupii
Si, n'estic segur.
EliminarSi, Eric Rohmer. No l'he vist aquesta però si algunes altres d'ell. D'ell tenia un llibre que eren els contes morals si ho recordo bé.
Rohmer em va acompanyar durant molt temps, especialment els anys d'estudiant, veia quasi totes les seves pelis. Segurament em va ensenyar una determinada posició davant la vida centrada en l'observació i en una comprensió dels fluxos vitals des de l'acceptació (fins i tot des de la incomprensió). El mecanisme a través del que les coses passen sols se'm revelaria més tard o poder mai. Però no m'amoïna massa. Les coses flueixen, passen. Ser-hi, sentir-les, en general, és un privilegi.
Le rayon vert... estaré atent per veure-la quan sigui el moment, la peli, el fenònmen... potser també per viure'l...
Gràcies de nou pels teus comentaris.