domingo, 22 de septiembre de 2013

Fiesta mayor



Estos días son los de la fiesta mayor de mi pueblo. Y yo tan lejos.  Y me pongo a pensar…

…siempre me han gustado las fiestas mayores y las de mi pueblo más. La verdad es que, como he vivido en tantos pueblos, he vivido bastantes fiestas mayores. En general me ha gustado vivirlas de una forma más o menos activa, ya sea participando en alguna actividad o bien acudiendo a los actos. Actos de las fiesta mayor era una denominación bastante habitual que aparece en los programas que sirven para orientarse. Las fiestas mayores suelen durar varios días. No es probable que duren menos de dos y en algunos lugares llega a durar una semana. Pensemos en los sanfermines o en las semanas grandes de tantos pueblos que suelo asociar a los del norte. Entonces los programas se llenan de páginas para relacionar los actos y también se rellenan de anuncios. Son anuncios de un pésimo diseño y generalmente de horrible factura tipográfica pero que tienen la virtud de favorecer la colaboración económica del anunciante que alivia los presupuestos públicos de las fiestas mayores. Hay que tener en cuenta que la totalidad, o casi, de las actividades de las fiestas mayores son gratuitas. Normalmente los pueblos suelen tirar la casa por la ventana coincidiendo con estos eventos, que terminan  convirtiéndose en verdaderos fastos. Pero me temo que ahora, con lo de la crisis, las cosas no sean como antes. La palabra acto me parece más importante que la de actividad. Aunque son palabras tan polisémicas…  y en sí mismas esconden no pocos misterios. Por ejemplo, hacer o realizar el acto, valga la repugnancia,  era una expresión que en mi adolescencia estaba llena de no poco misterio.  En mi trabajo la palabra actividad debe ser una de las más empleadas. En Puerto Rico no llueve, solo hay actividad de lluvia, como puede saberse viendo los noticieros, especialmente los matutinos en los que informan también del tráfico y poco más. Hablando de actividad nunca como ahora se habla de la cada vez más presente actividad física y de la rarísima actividad psíquica. Pero no nos desviemos del asunto principal: Las fiestas mayores y sus actos. Uno de los actos era el baile. A mí siempre me ha gustado bailar, aunque lo hago pésimamente  Pero me gusta, no lo puedo remediar. Me gustaban los de fiesta mayor porque en todo el berenjenal en el que acaba convirtiéndose lo que ocurría bajo el entoldado pasaba más desapercibido y podía dar rienda suelta a mi naturaleza escondida, ya que normalmente soy tímido y contenido, por no decir francamente soso.  Con el baile tengo una gran pena porque creo que pese a denodados esfuerzos nunca lograré hacerlo medianamente bien. De todos modos me hago la ilusión que poco a poco voy disolviendo el palo de escoba que me tragué. Ahora me gusta más ver danza contemporánea en las fiestas mayores  que ir a bailar. Otra de las cosas en las que me gustaba participar era en los concursos, sean de dibujo o de fotos. Alguna vez hasta me habían dado algún premio.  Pintaba acuarelas y lo que más me gustaba de las fotos era ponerles títulos extraños o chocantes. También me gustaba hacer el aperitivo, tomar un sorbo de vermut y comer berberechos con la salsa aquella tan rica que hacen en Vilassar…

…bueno basta ya, que pesado estoy hoy… y para rematarlo, (acto inconsciente?,) me doy cuenta que hoy me he puesto una camiseta de una carrera popular de la fiesta mayor de mi pueblo del 2008


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