sábado, 27 de julio de 2013

Casa

Hoy fue el primer día desde mi llegada que tuve tiempo para mí y empezar a hacer mía la casa en la que vivo. Es una casa particular porque es una casa oficina. Entonces tiene una parte que es escritorio y otra para morar[1]. Pero como buena parte del tiempo voy a estar solo digamos que es casa con disponibilidad.

La casa está custodiada todo el día. Aquí la seguridad es un tema sensible. Unos vigilantes se alternan para cubrir los turnos. Empiezo a conocerles por su nombre y a veces converso con ellos. La casa ya tiene años. Se conoce que lleva tiempo poco habitada. Puede olerse aquel olor inevitable a cerrado, a resclosit que diríamos en catalán, que hoy he tratado de disminuir ventilando todo lo que he podido. Mi nariz, de por si grande, es muy sensible a los olores. Este olor se agudiza en los armarios y en los cajones de los armarios. He lavado estos últimos y los he oreado tanto como he podido. Pero queda. Espero que con los días y la ventilación vaya disminuyendo este olor. Además, como está enfrente del mar, la humedad no ayuda mucho. Pero estoy seguro que poco a poco me iré haciendo con el espacio, o él se ira haciendo conmigo. Estas cosas ya me han sucedido otras veces y hemos logrado este pacto armónico con el entorno.

Pareciera que esto de estar enfrente del mar no me gustara mucho, pero es justo lo contrario. Es cierto que tiene algunas pegas: la humedad, el salitre, la corrosión, a determinadas horas un poco de barullo, la poca protección del viento y alguna que otra cosa más. Pero lo compensa: el espectáculo incansable de verlo, sentir el aroma del mar, oír el ruido de las olas y del viento que bate las palmeras, la facilidad para el baño, los amaneceres, la salida de la luna y ver como riela, ver los pescadores de a pie y los de mar adentro, los que recogen moluscos y crustáceos, ver los barcos de diferentes tamaños ,la proximidad de los puestos en los que comprar pesca y la multitud de otras sorpresas que sé que voy a tener pero que aún no puedo ni imaginar.

La casa tiene tres cuartos, un baño, una cocina y un comedor-oficina-sala. También en la entrada hay una veranda. La casa está rodeada de un jardín que tiene algunas construcciones: una caseta para los vigilantes, un almacén y una cisterna de agua. El jardín es también aparcamiento para los vehículos.

El jardín. Es muy pretencioso llamarlo jardín porque todo el terreno es prácticamente arenoso, pero tiene árboles. Uno de gran porte y que cubre buena parte de la casa y le da mucha sombra. Puede tratarse de un almendro malabar, aquí le llaman una amendoeira da praia,  pero aún no puedo asegurarlo. Hay también un mango, manguifera o árbol de mango, tres papayos, un guayabo, unas matas de hojas como cintas que sirven para preparar un té que tiene gusto de limón, palmeras de plátanos y de cocos. También de la arena surgen unas plantitas que rápidamente florecen como la de la foto que puse en mi entrada anterior. Me dicen los vigilantes que ninguno de los árboles, de entrada tan prometedores, produce buenos frutos. Habré de esperar a comprobarlo y, si no, esperar a mejorarlos. Es una lástima que siendo tan potencialmente buenos no den los mejores frutos. Ya se sabe, a veces estas cosas pasan.





[1] Escribiré algunas palabras en castellano, tal vez poco frecuentes, que se utilizan con el mismo sentido en portugués.

4 comentarios:

  1. Hola!!!
    A veure si alguna estona ens prepares un petit reportatge fotogràfic així podrem veure com és la casa!!! :)

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    1. Hola Guifré, avui he fet algunes fotos, no de la qualitat de les teves. http://guifredeperay.blogspot.com/ però que serviran per il·lustrar l'escrit d'ahir. En una estona les penjo.

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    2. Els arbres del teu jardi son com Africa, no dona el que potencialment podria !!!

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