jueves, 18 de julio de 2013

El DIRE ou um bemvindo

Hoy ya conseguí el DIRE, que es el documento de identificación de residentes extranjeros en Mozambique, gracias al buen trabajo de los que trabajan en la oficina de medicusmundi en Maputo.
Me ha acompañado Atanasio, que perdió su madre el fin de semana pasado y al que también desde aquí le mando un abrazo. El momento no deja de tener la pequeña solemnidad pues he dejado de ser un extranjero con una visa de turista para pasar a ser un extranjero documentado gracias al contrato de trabajo. También es la culminación de un proceso administrativo que se ha desarrollado sin contrariedades y que lleva muchas semanas en marcha, casi desde que acepté el trabajo.

Las dependencias del Ministerio del Interior, otra vez otro ministerio del interior cruzándose en mi vida, albergan una oficinas que son punto de encuentro y de esperanza de trabajadores de todo el mundo que van a trabajar a Mozambique. Pude ver gentes de todas las nacionalidades en las colas y salas de espera de unas oficinas modestas que trabajaban con una más que aceptable organización y eficiencia. El hecho de ser miércoles ayudó a esta apreciación mía. Me dijeron que no hubiera opinado lo mismo si hubiera venido un lunes. No importa. El caso es que ya dispongo de un documento que me legaliza como persona que reside en el país. Hemos visto tantas veces, para tanta gente y en tantos lugares este círculo reiterado, que constituye una esperanza y una pesadilla simultánea, formado por el permiso de trabajo y el permiso de residencia, que hoy vivirlo me ha hecho sentir muy cercano a esta situación.

Con este documento ya podré viajar, residir y trabajar aquí con normalidad. De tal modo que pudieron ya comprar el billete para Pemba en el vuelo del viernes. Se acaba por tanto mi estadía en la capital. Una especie de situación de incubadora, bien protegido y alimentado en conocimientos y relaciones, que me debe permitir nacer a la verdadera vida de asesor para la planificación de salud en Cabo Delgado y, esperanzadoramente, a algo más.

Me doy cuenta como con estas cosas de vida pequeña se construyen los destinos, se andan los caminos, se opta, se arriesga, se resigna, se acepta, se reta la vida de innumerables seres humanos. Podía sentir que nos sentíamos en una extraña pero real comunión compartiendo aquel espacio del Ministerio del Interior, que yo no sé si el ministerio era lo suficientemente consciente del significado de su competencia, al menos para nosotros y nosotras. Interior. Interior, cómo estas páginas. Al salir de allí Atanasio me saludó con una mirada que sentí como si me diera la bienvenida al país y a la nueva vida.

2 comentarios:

  1. Es un momento importante, cierto
    Si quieres reir un poco lee el libro " el antropologo inocente" de Nigel (o algo asi)
    Estic segura de que seras molt feliç a Moçambic, es un pàlpit
    Isa

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  2. Gràcies Isabel, el buscaré. Me n'havien parlat ja molt bé del llibre. A veure si el trobo o està en versió electrònica. Aquí no és tan fàcil trobar llibres. Serà un bon pretext per visitar la biblioteca pública que he vist tot passant a Pemba. També de biblioteques vaig parlar amb la Judit Rifà, de l'Ajuntament de Barcelona, quan ens vam trobar durant la seva visita a Maputo.

    Gràcies pels teus comentaris.

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