El
DIRE ou um bemvindo
Hoy
ya conseguí el DIRE, que es el documento de identificación de
residentes extranjeros en Mozambique, gracias al buen trabajo de los
que trabajan en la oficina de medicusmundi en Maputo.
Me
ha acompañado Atanasio, que perdió su madre el fin de semana pasado
y al que también desde aquí le mando un abrazo. El momento no deja
de tener la pequeña solemnidad pues he dejado de ser un extranjero
con una visa de turista para pasar a ser un extranjero documentado
gracias al contrato de trabajo. También es la culminación de un
proceso administrativo que se ha desarrollado sin contrariedades y
que lleva muchas semanas en marcha, casi desde que acepté el
trabajo.
Las
dependencias del Ministerio del Interior, otra vez otro ministerio
del interior cruzándose en mi vida, albergan una oficinas que son
punto de encuentro y de esperanza de trabajadores de todo el mundo
que van a trabajar a Mozambique. Pude ver gentes de todas las
nacionalidades en las colas y salas de espera de unas oficinas
modestas que trabajaban con una más que aceptable organización y
eficiencia. El hecho de ser miércoles ayudó a esta apreciación
mía. Me dijeron que no hubiera opinado lo mismo si hubiera venido un
lunes. No importa. El caso es que ya dispongo de un documento que me
legaliza como persona que reside en el país. Hemos visto tantas
veces, para tanta gente y en tantos lugares este círculo reiterado,
que constituye una esperanza y una pesadilla simultánea, formado por
el permiso de trabajo y el permiso de residencia, que hoy vivirlo me
ha hecho sentir muy cercano a esta situación.
Con
este documento ya podré viajar, residir y trabajar aquí con
normalidad. De tal modo que pudieron ya comprar el billete para Pemba
en el vuelo del viernes. Se acaba por tanto mi estadía en la
capital. Una especie de situación de incubadora, bien protegido y
alimentado en conocimientos y relaciones, que me debe permitir nacer
a la verdadera vida de asesor para la planificación de salud en Cabo
Delgado y, esperanzadoramente, a algo más.
Me
doy cuenta como con estas cosas de vida pequeña se construyen los
destinos, se andan los caminos, se opta, se arriesga, se resigna, se
acepta, se reta la vida de innumerables seres humanos. Podía sentir
que nos sentíamos en una extraña pero real comunión compartiendo
aquel espacio del Ministerio del Interior, que yo no sé si el
ministerio era lo suficientemente consciente del significado de su
competencia, al menos para nosotros y nosotras. Interior. Interior,
cómo estas páginas. Al salir de allí Atanasio me saludó con una
mirada que sentí como si me diera la bienvenida al país y a la
nueva vida.
Es un momento importante, cierto
ResponderEliminarSi quieres reir un poco lee el libro " el antropologo inocente" de Nigel (o algo asi)
Estic segura de que seras molt feliç a Moçambic, es un pàlpit
Isa
Gràcies Isabel, el buscaré. Me n'havien parlat ja molt bé del llibre. A veure si el trobo o està en versió electrònica. Aquí no és tan fàcil trobar llibres. Serà un bon pretext per visitar la biblioteca pública que he vist tot passant a Pemba. També de biblioteques vaig parlar amb la Judit Rifà, de l'Ajuntament de Barcelona, quan ens vam trobar durant la seva visita a Maputo.
ResponderEliminarGràcies pels teus comentaris.