lunes, 12 de agosto de 2013

Dos mil quinientos setenta y dos

Ayer Asier me comentaba, no sin razón, que alguna de las personas que había conocido que llegaba a Mozambique (yo creo que a cualquier parte del mundo distinta al lugar en el que había vivido), tenía ganas, a las 24 horas de llegar, de escribir algo sobre lo que estaba viviendo. Luego, al mes de estar, ya tenía ganas de escribir un libro que explicara y diera cuenta de todo lo que estaba descubriendo. Finalmente, al cabo de un año, habría descartado la idea porque ya no entendía nada, ni de lo que vivía, ni de lo que sentía, ni de su entorno. Yo pensaba, ni de sí mismo.

A mí me parece que esta evolución, o este progreso en el conocimiento de la realidad, no deja de parecerse mucho al regreso a la situación de partida. Después de un estupor más o menos acusado que provoca darse de bruces con un ambiente distinto, el proceso de asimilación acaba revelando no tanto situarse en la costumbre de una situación normalizada, sino la constatación que, no importa donde estés, la condición humana es muy semejante y contradictoria. En cierta forma, inexplicable.

Y cuando uno se da cuenta de esto, la ilusión por describir la realidad se convierte en el pánico de contar lo que cada uno es y lo que en conjunto somos. Allí aflora, no lo que uno observa en los demás o en el exterior, pretexto perfecto para crear una fantasía más o menos afortunada e interesante, sino el autorretrato descarnado que muestra la parte que uno arriesga de sí mismo o el relato de un mundo que inquiete y conmueva porque de algún modo ha tocado hueso. A no ser que uno decida convertirse en un pintor clientelar que pretenda satisfacer el gusto de quién compra. El paisaje bonito que decora la pared del comedor.


Me digo a mi mismo: veremos lo que aguantas y cómo lo haces. 


3 comentarios:

  1. Quisiera poder darte mi opinion, pero no lo voy a hacer. Lo hare + adelante, tus escritos me los tengo que leer despacito
    Da lo mejor (o lo que puedas en cada momento) de ti, igual que harias en cualquier otro lugar, en cualquier otro trabajo.
    xxx

    ResponderEliminar
  2. Holaaaaa !!!
    A mi me gusta expresarme a partir de la fotografía, lo que mi cámara capta... aunque no sea lo que mi retina ve exactamente, es lo mas cercano... Con la palabra escrita preciso hacer un largo escrito para plasmar lo que veo y siento... En cambio un click me capta ese segundo !!!
    A mi me encantan tus escritos... Aguanta y hazlos hasta que tu corazón lo crea necesario y sientas disfrutarlos !!!

    ResponderEliminar
  3. Interessantíssima reflexió. Per aprofundir-la i poder compartir-ho: em comprometo a fer-ho

    ResponderEliminar