Málaga
Como ahora todos
los derivados de martí me vienen a la boca o a los dedos, que sería lo más
propio, no paran de desparramarse en mi mil ideas, imágenes, canciones, olores,
letras emes y otras sensaciones, en una inundación que no agota.
En desorden.
Está por ejemplo
Mayte Martín cuando canta a Manuel Alcántara, en aquellas que han de ser perdurables
canciones, como la que dice: No pensar
nunca en la muerte / y dejar irse las tardes / mirando como atardece / ver toda
la mar de frente / y no estar triste por nada / mientras el sol se arrepiente /
y morirme de repente / el día menos pensado / ese en el que pienso siempre.
Hermosa manera de pensar en la vida, conjurando la muerte a través de decir no
pensarla, diciendo su nombre.
O la de Por la
mar chica del puerto, que para mí es tan música que me conmueve como letra que
me sacude. Y que, en el espacio, es capaz de llevarme por una rendija, a la mar
chiquita de Manatí, una mar tan distinta, en la que tengo colgados tantos
recuerdos, tan diferentes de los que evoca la canción poema.
Y claro, Manuel Alcántara
me trae Málaga y desde allí se revuelve mi herencia misteriosa de la abuela que
no conocí, pero que alborota mi genética con una presencia cada vez más viva.
María Orte, la madre de mi padre, esta
ausencia tan presente, que sorprendentemente se va apoderando de mis células y
crece como un jazmín por dentro como si fuera un Boris Vian cualquiera. Nada aparentemente
estaría favoreciendo esto, pero me veo en sueños caminando por la calle Larios
adivinando cualquier balcón en el que podría haber estado ella. Más tarde, ella,
desde otro balcón en Barcelona, asistiría a la caída de un cartel con un “se
alquila” en la cabeza de un señor que nació en La Habana y empezaría otra
historia. El señor era mi abuelo que, dicen, la miró y ya no pudo dejar de
mirarla.
Y Manuel
Alcantara me llevaría a Manuel Altoaguirre, otro grande, grande como un mundo,
que nació en Málaga también, como Picasso, y que vivió en México. Que nadie nunca diga: «Ayer la vi» o «la
veré mañana».
Y de Altoaguirre
a otro Manu, interminable.
Avui he vist una pelicula preciosa. La protagonista, una nena de 10 anys que es diu Wadja, pero es podria dir Martina-que també es derivat de Marti- si no fos perque viu una altre realitat a l'Arabia Saudi. Si pots conseguirla no te la perdis. T'encantara (us encantara)
ResponderEliminarPetons
L'apunto !!! Gracies per la recomanació !!
EliminarAvui he vist "La bicicleta verde " preciosaaaa !!! Tens rao Isabel !!! Un recull sensacional de sentiments i sensacions... Gracies per la recomenació !!!
EliminarAy! la peli es diu la bicicleta verde
ResponderEliminarSi Isabel, gràcies... vaig sortir de Barcelona amb unes ganes inmenses de veure-la. La tinc a la llista de pelis en primer lloc. Què t'agradi encara em fa venir més ganes...
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