Porto Amelia
Pemba se llamó Porto Amelia en el período de la
colonización portuguesa. Antes de venir aquí había visto un documental cuyo
audio comenzaba con la frase “Del otro lado del tiempo…”.
Ayer en la noche recorrí alguna de las calles que serían entonces
las más céntricas, con edificios construidos en el estilo del art decó, y a los
que la escasa iluminación les confería aún un aire más ruinoso.
Hoy he vuelto a ver el documental y me doy cuenta que ya
no tiene sentido compararse con la ciudad confiada y alegre que las imágenes
muestran, con esta música que invita al optimismo y a la autocomplacencia.
Observando la realidad de hoy parece como si estuviera viviendo
en los restos de una ciudad devastada que trata, esperando que la esperanza
supere al miedo, de rehacerse. Dos guerras separan aquel pasado y el presente.
He de descubrir ahora donde están los gérmenes de lo
nuevo y si aquello que fue el pasado tiene sentido que, al menos en sus formas,
regrese. O, por el contrario, debe seguir el lento deterioro al que parece
estar condenado. Son los habitantes de Pemba quienes tienen la palabra.
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