jueves, 8 de agosto de 2013

Un sábado cualquiera de agosto

Si hoy hubiera sido un sábado cualquiera de agosto, aunque los hubieras no existen de acuerdo con un famoso filósofo mexicano, probablemente  entre las siete y las ocho de la mañana, viniendo de los cuatro puntos cardinales, estaríamos en Ribas de Fresser. El lugar de encuentro es allí donde llega el tren y arranca el cremallera. Habríamos desayunado por allí cerca o en Queralbs. Luego subiríamos a la Font Alba donde dejaríamos los coches.  Allí nos pondríamos las botas, quién sabe si unos pantalones cortos, la gorra, revisaríamos las mochilas para ver si cargábamos agua, frutos secos, unos bocadillo, los anoraks… y empezaríamos a caminar. Seguramente al principio atravesaríamos las brumas de la mañana aún fresca y tras un primer repecho suave y otro algo más fuerte hubiéramos alcanzado la cima.  Allí veríamos la Cerdanya y todos los picos que conocíamos bien y diríamos: “mira tal sitio”, “mira tal otro” o “te acuerdas cuando…”, nos haríamos algunas fotos, reiríamos, comentaríamos que cada año estamos más fuertes y lo hacemos mejor… y, antes de que nos enfriáramos demasiado, nos preguntaríamos ·empezamos a bajar…?” y antes de responder ya estaríamos enfilando la bajada.



















Aquí ya empieza mi batalla contra mis piernas, contra mi rodilla, contra la pedrera…  y bueno… el caso es llegar. Llegar Núria donde nos espera aquel prado al lado del lago y luego una comida en el self service que siempre me parece la mejor del mundo… Hablamos de todo, de la cantidad de veces que hemos hecho esta misma excursión por estas fechas, de la gente que nos ha acompañado, de las cosas que pasan, de cómo nos va la vida.

Pero lo que verdaderamente gozamos es la sensación de estar juntos, de que cada subida al Puigmal nos iba cosiendo más y más, de que éramos capaces de estar juntos en la montaña, de darnos apoyo, de seguir siendo cada uno, uno; pero también de estar juntos siendo uno. Aprendemos tanto de cada subida a la montaña, de cada rato compartido allí, que creo que buscamos con anhelo aquel sábado de agosto.


Y hoy hemos desafiado todas las distancias y hemos subido a nuestro Puigmal particular. Nos lo hemos montado. Hemos construido con la voluntad y la tecnología un Puigmal en forma de mesa. Llevábamos todos los víveres y los hemos comido, teníamos todas las energías. Y además hoy, de forma misteriosa, también nos acompañaba uno más casi sin saberlo. Estaba escondido en su barriga, pero estoy seguro que ya empieza a saber qué es esto de subir una montaña.


7 comentarios:

  1. El que has escrit es simplement genial!!!
    La distància només és física...
    Feliç Aniversari!!!
    T’ESTIMO!!!

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    1. Jo també a tu Guifré. El que no he explicat és que alguna vegada feia figa de baixada i agafava el cremallera i ens trobàvem a Queralbs o a Ribes.;) Però a la que tinguem una oportunit hi tornem, estranyo aquesta excursió...

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  2. Els teus escrits ens acompanyen a qualsevol hora i a qualsevol lloc: ara mateix en una casa de turisme rural a Astúries, també intentant teixir relacions i millorar com a persones. Llegir-te m'ajuda molt a no defallir...

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    1. Gràcies Gonçal per compartir el sentiment... i no et pensis, a mi també m'ajuda molt.

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  3. Ara mateix acabo d'arrivar de la feina. Avui he baixat (ni a peu ni amb cremallera, sino amb el meu petit Smart)la montanya pel cantó de la carretera del Carmel que dona mes bones vistes que x Mare de Deu del Coll.
    JLl, estaba tan bonica Barcelona... He fet una foto per poder enviarte-la avui com a regal. A veure si m'en surto i la puc colocar en el blog, sino te l'envio x email.

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  4. Si Isabel, la veig... que transparent. No puc deixar de sentir una emocio gran veient-la. Tants records... Moltes gràcies!

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